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Mostrando entradas de agosto, 2020

Alegría

  Alegría Te encontré un día cualquiera, estabas parada esperando que llegara el tren, y no sé, si fue el aire que llevaba tu cabello de seda o tu forma tan única de vestir o el frió  de la tarde la que me atrajo hasta ti. Y vaya que es rara la vida porque a veces nosotros no controlamos lo que queremos hacer, solo sentimos como quema en el pecho, como en nuestro cuerpo algo dice que tenemos que hacerlo y no lo pensamos solo lo hacemos y yo lo hice. Mientras esperabas el metro me acerque y te salude, sin embargo, tuve que hacer demasiados ademanes porque entre tu hermoso cabello negro y tu seriedad absoluta, algo en mí se sentía pequeño, pero aun así lo seguí intentando, hasta que pude ver que llevaba auriculares, entonces me pare frente a ti y te salude con la mano. Mientras levantabas tu mano para saludarme el tiempo parecía haberse detenido y parecía que estuvieras en slow motion, tus cejas perfectamente delineadas, tus labios negros, tu rostro blanco y perfecto y e...

Agobio.

  Agobio: Ramsés tenía un gran problema con los alimentos, era adicto a las donas, las pizzas, las sodas, entre otros, su gran filosofía de vida es: solo se vive una vez, porque no disfrutar de esta vida, y vaya forma de disfrutar su vida que estaba llena de excesos y otras perversiones. Aquel día Ram, como le decían cariñosamente sus amigos había salido del bar de la quinta avenida, con dos chicas a su lado, cada una le había costado 20000 bolívares, estaba decidido a pasar su gran noche, pues hoy cumpliría su gran fantasía, estar con dos mujeres a la vez. Después de llegar al hotel, bajo su mochila, y se quitó la camiseta que le cubría una cascada de manteca, que le llegaba hasta casi las rodillas, con el suelo dándole vueltas, Ram se subió a la cama, y se tomó dos pastillas, de las que ya sabemos. Poco después entraron las chicas, cada una con un cuerpo descomunal y con lencería erótica, una de color negro y con mallones, que, hacia juego con su tez blanca y pulcramente ...

Admiración

Admiración Cada que te veo siento que el pecho me vibra fuertemente, una especie de sentimiento inoportuno se cuela dentro de él y hace nido ahí, donde ni nuestras manos, ni nuestras suplicas pueden alcanzar. Cada que salimos a caminar, y nos tomamos de la mano, siento como si nuestras almas se enlazaran y te veo a la cara y como eres un poco más alta que yo. Cada que te veo así ignota en tus pensamientos, no puedo dejar de verte hacia arriba he imaginarme como sería un día a tu lado. No como tu amigo, no como la personas a la que le dices mil y una estupideces y siempre terminan de la misma forma, sonriendo y viendo al horizonte como si ahí en ese espacio infinito en el firmamento se escondieran las respuestas que se deben los unos a los otros. Pero sucede que no puedo, no puedo dar el siguiente paso. Cada que me veo frente a ti y pretendo besarte, algo en mí se retracta, algo en mi claudica. Y quizás sea por mis incesantes ganas de ser libre y no atarme a nadie o tal vez, mi ...