Abandono:
Desperté
de mañana, era un lunes como cualquier otro, vi el reloj eran las cuatro
treinta de la tarde, me di la vuelta y me dije diez minutos más, me coloque el
antifaz programe el despertador y luego me cubrí con mis sabanas.
Esa
hora para mí era como despertarme a las cinco de la mañana, pasaron los diez
minutos y el despertador sonó una vez, mas, maldije el tiempo y puse un pie
sobre el otro me calcé los zapatos o lo que quedaba de ellos. Caminé por las baldosas, luego fui a la
tienda como siempre con mi pelo mal peinado y mis ojeras que me he hacían ver
como un mapache o una especie de fantasma.
Hacía
meses que me quede sin trabajo o vivienda, por suerte un amigo tenía una casa
libre y me dejo quedarme allí por algunos días, que se convirtieron en meses y
ahora en casi un año, un año largo y tedioso que he sentido como una década incesante
de dolor y sufrimiento.
Los
primeros tres meses, no fueron tan difíciles, dado que tenía la esperanza de
encontrar trabajo y todo iba viento en popa, me sentía bien, me despertaba a las
seis treinta de la mañana, me vestía con mi traje y salía a buscar trabajo, salía
con los ojos brillantes diciendo sorpréndeme vida, a ver que nuevas
oportunidades has preparado para mí.
Pero
luego de visitar un centenar de empresas en tan solo tres meses, tu confianza
va mermando y de apoco se hace cada vez más difícil levantarse de mañana y
mantener esa estúpida sonrisa, tratando de ponerle buena cara a los días malos.
Visité
a todas las empresas que me fueran posibles, pero al finalizar esos tres meses,
había recorrido casi doscientos cincuenta y mi ánimo había mermado cada día un
poco más, me miraba al espejo cada mañana y me sonreí, me decía que no pasaba
nada que solo era una prueba de la vida para ver cuanta valentía tenia, sonreía
y salía de nuevo así cada mañana. Así hasta el cuarto mes cuando dejé de
levantarme por la mañana y comencé a hacer ejercicio hasta las ocho de la
mañana, luego visitaba una o dos empresas, me sentaba en el parque a ver como
pasaban las nubes, y a diferencia de todos yo no buscaba formas, solo me
sentaba ahí para poder sentir un poco en paz.
Al
segundo mes, después de dejar de levantarme temprano, abandone el ejercicio, y
me levantaba cada vez un poco más tarde, un día a las nueve otro a las diez
otro a las once y así, fluctuaba entre días y entre horarios de sueño hasta que
llegamos al sexto mes.
No
despertaba de mañana, para no desayunar ya que en el sexto mes cada día que
desayuna me daba asco verme al espejo y sentirme cada vez más gordo, el séptimo
mes ya no pude más conmigo y comencé a dormir hasta las doce del día, y no era
sino hasta que el sol quemaba como el infierno que me levantaba, salía a
caminar un poco a la terraza, tomaba algo de agua me sentaba allí a llorar como
nunca lo había hecho en toda mi existencia, un vacío inmenso crecí en mi pecho
y no sabía por qué.
Y
mis emociones empezaron a fluctuar en el octavo mes, algunos días estaba feliz,
otros lloraba sin control en la terraza, mi piel tomo un tono grisáceo pues
deje de bañarme y dado que era tan difícil encontrarme con mis amigos y que me
dijeran
¡oh!
aun estas buscando trabajo
y
que yo les sonriera y dijera si, solo es una etapa difícil, luego añadir estoy
bien no te preocupes,
y
que ellos preguntaran no necesitas ayuda
y
yo dijera claro que no y sonriera fingiendo estar bien, sin prestarle atención a
mi aspecto demacrado y vacío.
Dejé
de buscar trabajo, el noveno mes pasaba todo el día dormido, empecé a perder el
sentido de los días y de la noche, a veces despertaba y me quedaba toda la
noche viendo televisión, me quedaba ahí viendo esa pantalla, pero no entendía
nada mi mente solo divagaba, mi cuerpo estaba allí, pero mi conciencia se había
fugado hace algunos meses, se había ido de viaje y ni yo sabía cuándo volvería
y si quería regresar.
Al
décimo mes perdí el hilo del tiempo ya no sabía cuándo era lunes o cuando era
domingo en que mes estábamos o que año era y solo me levantaba una vez al día
para mear, cagar e ir a la tienda, comprarme un par de galletas un jugo y
dormir, de nuevo.
Al
onceavo mes, hice recuento y me di cuenta que llevaba once meses en esa casa
que se convirtió en una tumba amplia y grande, comencé a escribir todo, mi
cuerpo comenzó a resentirse, tenía vómitos y hasta me costaba caminar, mis huesos
eran frágiles, me veía decadente frágil roto, y desecho y no solo era mi
aspecto sino era también el vacío en mi mirada lo que asustaba a la gente que
me veía.
Varios
amigos llegaron a tocar a la puerta, peso solo esperaba hasta que se rindieran
y se fueran, tocaban de mañana por la tarde o por la noche, y solo dejaba que
se quedaran, en la puerta especulando acerca de cómo estaba, todos se aburrían y
luego se iban de ahí, y finalmente, nadie podría comprender este dolor que se
siente ser un zombi a la intemperie, sufrir este dolo en vida que no mata era
el dolor profundo y que me hacía sentir ganas de morir.
Al
doceavo mes, deje de salir, las noches se volvieron más largas y melancólicas,
respirar dolía y me creaba un profundo vacío que no sabía cómo lidia y en día cualquiera, los vecinos alertaron a
los bomberos que no había salido en cinco días, cosa que fue rarísima, pero era
verdad había llegado a un punto tan decadente que ya no podía ni levantar los pies
para bajar de la cama y de cierta forma sentía un vacío tan grande en mi pecho
que ni siquiera quería poder hacerlo mi vida carecía de sentido.
Tocaron,
tocaron y tocaron, así un día, otro día y otro día, hasta que no pude
escucharlos. Y ahora desperté, hay cinco personas empujando la camilla en donde
voy hacia el quirófano o eso supongo pues todos están corriendo, solo veo luces
y luces, no sé qué me espere.
Pero
cada que veo a la izquierda hay una mujer saludándome, y quiero tomarle la
mano, pero cada que le tomo la mano, ella está un poco más lejos, escucho unos
pitidos cada treinta segundos y ha gente corriendo, y luego unos intervalos
larguísimos donde ella y yo nos tomamos de las manos y cuando estoy a punto de
abrazarla.
Reanudan
los tics, tic,tic, tic. Gente corriendo
y corriendo, pero ella ya se sentó al lado de mi cama, y me acaricia las
mejillas, ahora tiene su mano sobre mi cabeza, se está acercando, los pitidos
han cesado la gente dejo de correr, alguien dice la hora 21:45 Domingo, ella se
acerca a mí en la cama, me levanta, me abraza, toma mi mano me besa y dice vámonos….
Facebook: @yureigohst
instagram como:
@yurei.ghost
o
@gussghost
y por si quieren ver un poco de cancer en tik tok tambien tengo tik tok.
@yureighost
prometo que muy pronto subiré contenido.
ya me abri twitter por si quieren pasar por ahí, tambien publicare mis twits pronto:
Comentarios
Publicar un comentario