Silhuetten
Mis pasos por la biblioteca eran presurosos, como todas las noches estaba con los pensamientos acumulados en mi cabeza y no daban tregua, poco a poco todo se hacia mas y mas ruidoso allí dentro todo parecía que no se acabara, aunque yo solo deseaba acabarlos
de una vez. Pero todo apuntaba a que sería una larga noche de insomnio otra vez
más.
Camine y di unos cuantos pasos
más dirigiéndome hacia mi sala, me senté en el sillón de lectura, acompañado de mi pipa,
inhale unas cuantas bocanadas de humo, la luna se despejo, las nubes se
dispersaron, y baje la mirada hacia mi libro, entonces algo peculiar cubrió mis
velas, una especie de sombra parecía provenir del techo, volteó a ver que era aquello que se postraba sobre mi ventana, era algo
oscuro, podría ser una nube digo a la primera impresión, pero creo que no es
eso, agudizo mi vista.
Pues la luz le
pasaba por el cráneo y podía verse como una especie de ojos donde pasaba la luz; Pasaba de lado a lado de una ventana a otra sin ningún esfuerzo, no
poseía disimulo, sino una presencia escalofriante y poco descriptible, no podía
definir aquella silueta pues era rápida y poco expresiva, mientras trate de
escrutar la habitación oscurecida por una nube que pasaba frente a la luna, escuche aullar a un par de perros, a lo lejos se
escuchaba los búhos cantar. Agudice mi vista sosteniéndome en el dintel de mi
ventana, para poder descubrir que había allí afuera, pero no podía ver nada más que un inmenso bosque. Trate una y otra
vez, pero aun así no pude ver nada.
Profundizaba la vista, hasta
el hondo bosque, enfrente de la casa, me concentre tanto que no me percate que
algo se acercaba a gran velocidad, Dios eso que es me dije, dos colmillos
grandes y unas rugosas orejas, dos alas rugosas y largas se extendían de lado a
lado, que es lo que se dirigían hasta a
mí.
Yo estaba petrificado, mis
músculos no responden, la sed de sangre de este personaje se siente deslizarse
por el denso aire que mis pulmones respiran, estaba rígido, pétreo, inmóvil, a
pesar de la inminente catástrofe que se aproximaba no podía mover ni un
musculo.
Algo me había hipnotizado, y
no fue si no hasta el impacto que desperté de eso y me percate de lo que era: Un pequeño
murciélago, impacto contra mi ventana, entonces un respirar presuroso acompañado
de una difícil gesticulación de garganta hicieron más tenebroso el momento,
abrumado mi corazón palpitaba rápido dejando entrecortada mi respiración. Me trague la saliva con dificultad, la boca
reseca me acentuó aún más el temor. ¡Demonios
maldito murciélago! dije cuando callo rendido, al piso del patio de la
casa.
Mi respiración sofocante se
escuchaba fuerte y clara, un escalofrió recorrió desde la cúspide de mi cabeza
hasta la punta de mis pies, los parpados estaban atentos a cada movimiento, mis oídos
agudizándose cada vez más, lentamente me deslizo sobre el sillón, por mi espina
dorsal recorre una corriente eléctrica estremeciendo cada musculo de mi cuerpo,
el sentimiento de la incertidumbre hacia más fuerte el temor. ¿Qué había allá afuera?
Espero y solo sea ese maldito murciélago, dije en mi soliloquio, mientras me
disponía a retomar mi lectura.
Pero la silueta estaba allí
de nuevo pasando de lado a lado, pero esta vez los lobos aullaban junto a los
perros, y un graznido de cuervos se escucha en el bosque, los búhos explotan en
gritos de batalla y los árboles se estremecen con un aire espeso, que hizo que unos cuantos arboles cayeran.
Carajo me digo mientras el
miedo me hace su presa, y mi piel se torna de gallina, mis manos tiemblan
mientras sostengo mi libro. Una voz salió de la nada, susurrando mi nombre,
volteo de lado a lado y no hay nada, de pronto la sensación de terror se
apodera de la casa, la voz se agudiza ahora me invita a jugar con ella. Escruto
de nuevo la sala y nada no hay nadie más que yo en ella.
Escucho de nuevo el mismo sonido, puedo predecir que viene de la puerta, dirijo mis pasos hacia la puerta de
salida veo el minutero, y me pregunto si será una visita inapropiada, para esta
noche, o alguien me está jugando una broma. De ser así me digo. Dejare de hacer
ruido y volteare la situación, veo la hora y son las siete con diez minutos.
Paso a paso me dirijo hacia la puerta. Al dirigirme
hacia la puerta deje que el minutero avanzara y mis lentos y muy quedos pasos
apenas resonaban en mi estancia, veía el minutero y parecía que eran años los
que pasaban y mi mano se levantaba tan levemente que el segundero parecía más
rápido que nunca.
Me acerque un poco a la
puerta, tratando de coger algo que pudiera usar como una arma para defenderme, si claro, me dije pensando que no tenía
armas en la casa pues las odiaba. De poco en poco me movía para no causar ruido
alguno y esperar que se fuera si era un ser humano o alguien quien tal vez
quería hacerme daño; todo puede pasar en esta casa me dije.
Veía la puerta tan lejana, cuidaba
cada movimiento, mis ojos, el control de todo el lugar, agudizaba todos mis
sentidos hasta poder ver a un animalejo, caminar por el piso de madera, veía por
toda el área mis ojos parecían dos linternas de farol, viendo lentamente cada
rincón de la casa, agudizaba la vista cada vez más para poder ver hasta el
mínimo movimiento que pudiese pasar en la casa, algo en mi sabía que no era una
presencia humana.
Trataba de percibir con el olfato cada parte del lugar, el olor húmedo de los muebles, la sangre sobre el vidrio del murciélago que chocó contra la ventana hace algunos momentos, el papel desgastado de la biblioteca, mis calcetines sucios en mi canasta de ropa sucia, los perfumes sobre mi mesa, los vinos que acompañaban mi lectura.
Con el gusto trataba de saborear cada mínimo detalle que parezca inapreciable,
y el olor de cada objeto que me rodeaba era un punto clave para saber si era
amenaza o solo una amnistía, burlona.
Todo podría ser un factor
todo sin duda alguna todo aquello podría ser una pista para saber que había
allí, quien era esa silueta ¿qué contenía su visita?, sin duda era casi sobre
humano lo que hacía, mi respiración se hizo pesada y lenta, mis palpitares
disminuyeron a tal ritmo que podría ser poco audible los pulmones me ardían, para
un hombre cualquiera esto sería casi imposible, mis parpadeos de dos segundos
pasaron a diez a quince minutos por cada uno. Todo era tan difícil como el moverme, y casi por nada
que me rindo en la espera de poder lograr abrazar la perilla, con cada movimiento
de mis manos se hacia mas larga la espera y el momento que pasaba parecía infinito.
Pero sabía que tenía que
hacerlo, tenia que vencer aquel miedo que me abrazaba, tenía que saber que era lo que me
esperaba, que era o de quien era esa silueta, ¿qué pasaba de ventana en ventana?,
pues desde que dirigí los pasos hacia la puerta, nada quedo solo la voz en la
puerta. (Llamaba a jugar)
Por casi nada logre tomar la
perilla de la puerta. Lento pero sigiloso y algo tosco recojo una pandereta la
sacudo tratando de hacer el menor ruido posible, pero el sonido resuena por
toda la caza y allí está la sombra rondando la caza sus oscuros pasos resuena,
no hay nada que tomar más que una vieja y ya decadente pandereta. El techo
cruje, mis músculos se tensan.
Abrazo por completo con mi
palma la perilla, y allí está de nuevo aquella sombra pasando en la ventana
esta vez con un aspecto más robusto y masculino. Pero allí está el astro
nocturno la luna, su esplendor llena de luz mi sillón. La contemplo por
unos segundos y luego me percato que mi respiración es casi inaudible,
palpitares lentos y muy gélidos la acompañan como ya lo había mencionado antes.
Ahora con la perilla
completa en mi mano los dos pies firmes en la alfombra de la entrada, me
deslizo lento y con paso sigiloso, giro para un lado, mi brazo lo muevo lento y
decadente, mis sentidos casi lánguidos, por el esfuerzo sobre humano que hacía
para no hacer ruido.
Veo el reloj y toca las doce de la noche, un segundo más y su resonar me hubiese sorprendido echando a perder todo el esfuerzo por sorprender al visitante inesperado, me toma casi media hora halar la puerta para abrirla, su quedo rechinar de bisagras, hace el momento pétreo, umbrío y muy siniestro.
Resoplo pero mi aliento apenas y pasa mis fosas nasales, nadie podría escucharlo a menos que poseyera una capacidad sobre humana solo así podría ser escuchado, una capacidad abrumadora de audición.
- ven a jugar.
Esa voz me congela la sangre. Paso a paso me deslizo por
la puerta, tomo la segunda puerta, la de seguridad y otra hora transcurre para
poder abrirla, ya con ella abierta deslizo la pandereta, un abrazador frió me toma por sorpresa casi como un alma
en pena entrando en mi habitación, deja mi piel fría y gélida, a lo lejos
escucho otro árbol caer.
La veo, si la veo es ella,
la sombra ahora tiene dos orejas, o acaso es un demonio y sus cuernos me
sorprenden en la lúgubre noche, no lo sé, subo el rostro, con delicadeza y sin prisa. Podría ahuyentarla,
aunque mis piernas tiemblan de pavor algo en mi alma. Dice que tengo que
verla.
Se acerca rápida, su olor es
abrumador me mareo por momentos, pero la pandereta esta allí en mi mano y
pienso que antes de ceder a la locura de morir aplastado por el olor podría
atacarla y la sacudo tan raudo como me es posible, el sonido se escucha por
todo mi corredor.
La sombra salta dese el
tejado, eso me deja perplejo y dudando, caigo de rodillas, pues estas
flaquearon y me dejaron vulnerable a lo que veía. Mis manos tiemblan y suelto
la pandereta dos linternas verdes se dirigen directamente a mi cara, y la voz
dice ven a jugar; rígido mi cuerpo ve a la par pues de allí proviene la voz, y
es una muñeca.
Entonces veo al frente, y con toda la valentía que
queda en mi interior puedo poner una pierna frente a la otra para tratar de
incorporarme. Pero cuando logro incorporarme por fin puedo definir que es esa
silueta negra con dos ojos fluorescentes que están frente a mí: es el gato y su
orejas me hacen un giño delicado.
Pero sus ojos videntes y
misteriosos me hacen dudar que solo sea el, el que se ocultaba en el
tejado, suelto una carcajada inmensa que
tonto soy. Solo era el gato, y una tonta muñeca, mientras la recojo y le
tomo en mis manos me repito: un tonto y enorme gato negro.
Me doy la vuelta y veo la
luz de luna en el patio de mi inmensa y fría casa, la lluvia se apresura en
llegar de pronto un chubasco llena de agua todo el tejado la contemplo.
magistral cae dese el tejado llenando el césped que está en el patio, la
cascada de cristal, recorre en una larga e interminable, caricia sobre mi
tejado, me abrazo y me digo que seguramente es este bosque el que me causa
tanto miedo la lluvia cesa de poco en poco y hermosa y magistral acaba.
Me siento solo, me paro
frente a la puerta y un aire frió y gélido pasa como si me abrazara, deja mi
cuerpo helado y mis manos como hielo no siento todos los dedos, excepto donde
tengo sostenida a la muñeca, siento como si la muñeca hubiese extendido una
mano y digo solo es mi imaginación, sí, seguramente solo es mi imaginación, me doy la vuelta y entro en mi
cuarto de nuevo, me siento en el sillón disfruto de mi morada.
Aunque sea solo por esta noche pero me acompañare a mi miso, me digo tratando de contemplar mi miedo y alejar el
pavor que provoco un estúpido gato, estoy conmigo digo una vez más, una noche
más y disfruto de mi compañía.
Al terminar de gesticular
esta palabra, los veo, los cuervos, salen de los árboles, como si escaparan de
algo, un grito desgarrador se escucha a lo lejos. Solo es mi imaginación digo
tratando de convencerme, me doy la vuelta y mientras prendo una vela cerca de
la silla, los escalofríos me hacen de nuevo su presa.
Suelto la muñeca en la mesa
donde está mi libro y digo seguro es otra imaginación como la del murciélago o
como tú, le digo a la muñeca, viendo a sus dos ojos negros y penetrantes.
Esta vez no le doy importancia seguro es mi imaginación jugándome otra broma como la anterior, tomo mi libro lo abro, siento unas caricias sobre mi cuello, solo es el viento me digo y luego dedos se deslizan sobre mis hombros hasta que terminan de colocarse dos manos en mis hombros, me esfuerzo en decirme que es solo mi imaginación, que solo es una estúpida locura que me propicia la mente.
El mismo frió que
sentí dos veces al salir y al entrar se postra sobre mis hombros cuando respiro
aquel mismo aire denso y lleno de sabor a sangre me invade. No puedo detenerlo,
mi corazón explota en una inmensa marejada de palpitares que hacen que mi miedo
se extienda por todo mi cuerpo.
De nuevo se hace presente... mi
agitado pecho no puede soportarlo lo siento, siento como como un frió que recorre todo mi cuerpo desde la
cabeza hasta mi espalda, la electricidad me deja con sacudidas en el cuerpo que
no puedo controlar, el miedo me hace respirar convulsionada mente, resople y
solo escucho como alguien respira en mi espalda veo al cielo tratando de dejar
de lado todo lo que siento, solo es tu imaginación me digo una y otra vez.
La luna deja que se extienda su resplandor,
entra por todos los espacios que se pueden ver,
una vez más resoplo tratando de calmarme y todo el aire sale desde mis
entrañas.
Pero recuerdo que no hay nadie más porque en el resplandor veo de nuevo la sombra, sobre el sillón tomándome por los hombros. Volteo rápidamente esta vez mi respiración es rápida y casi incalmable, lo veo, es el, si…
Me deja estupefacto, su sonrisa. Dos largos colmillos, grandes y finos se extienden en la oscuridad detrás de mi sillón, una especie de alas negras, se extienden detrás del sillón veo la sangre en la ventana y no hay nada, eleva su mano y algo se ve en la oscuridad de la estancia.
Me lanzo del sillón y dos pasos se escuchan en la biblioteca,
su sonrisa se extiende hasta verse derramar sangre por sus ensillas una voz
suena y es la muñeca diciendo una vez más ven a jugar.
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