Aceptación:
¿Cuándo
fue que deje de creer? ¿Cuándo abandone mis sueños? Tal vez no hacía falta
tirar la toalla. Quizá solo faltaba un empujón mas, un intento pequeño que me
llevara hacia adelante. Quizá no necesitaba dejar de seguir sino tomar aliento
y caminar tan lento y tan imperceptiblemente que nadie se diera cuenta, sin
embargo, heme aquí, buscando un posible final a mi alma mortal, pero cada que
llego a él, me limito a correr, como un cobarde.
Soy
un simple humano y ni dios ni el rock and roll han logrado salvar mi alma
mortal, quizá encontré paz en Dios, pero me aleje porque no tengo el alma de un
cristiano, quizá me aleje del rock and roll, porque ni las drogas o el sexo
eran lo mío.
Y
comencé a acumular todo cuanto me fue posible, acumulé; ideas, pensamientos,
personas, ideales, ciudades, viajes, dinero, todo, todo aquello que cada día al
levantarme me hacían sentir un poco más vacío. Hasta que finalmente lo perdí todo
y solo me quedo esta inconsciencia que no me deja salir, y gritar, porque todo
se queda aquí atorado en mi pecho. Y mis gritos se vuelven susurros silenciosos
que me cortan el alma y me resquebrajan el espíritu, yo solo soy un humano
cualquiera, que mañana morirá.
Sin embargo, siempre he soñado con mas, con tener todo lo que de niño me fue prohibido, quiero tener todo aquello que se me fue negado, quizá y por eso escribo esta nota, porque aunque voy solo con mi bicicleta en esta carretera quiero dejar un legado, quiero dejar algo para que alguien me recuerdo o para sentir que mi vida valió la pena al final de dejarlo todo, al tirar todo lo que por 35 años construí como un loco y al final no me dio ni una sonrisa, porque al final me quede con los mismo una mochila llena de sueños.
Y ahora que lo abandono todo, creo que ahora si podre ser libre, ahora que dejo todo atrás y no salgo a buscarme sino que me encontré en el camino, porque en mi equipaje meto todas y cada una de mis experiencias para poder escalar cada cima que me propuse conquistar.
De donde he bajado y subido tantas veces como me fueron posibles y nunca encontré lo que buscaba ni en la cima ni en la tierra, pues sabía que no podía enamorarme de la perspectiva que hay allá arriba, ni quedarme aquí abajo donde nunca la podría ver, sino que tenia que salir a ver todo lo que había haya afuera, porque después de pasar treinta y cinco años de mi vida en la rutina diaria del trabajo a la casa, de la casa al trabajo algún día tenia que dejarlo ir todo, en algún momento tenia que liberar esa alma rebelde que por tanto años calle.
Y ahora en mi tercer viaje siento la necesidad de aprender a ser un sherpa, aprender que la cima no es el destino, sino tan solo es parte del camino.Y en este punto álgido de mi vida, hay más bruma, mas oscuridad que hilos de luz, de los cuales tirara y aun así entre bruma y tinieblas sé que puedo caminar y que, si puedo poner un pie enfrente del otro, yo poder seguir adelante.
Tendré
que aceptar que no hay ninguna montaña plana y que la cima solo se conquista
sudando y que muchas veces necesitamos más manos amigas, y que el camino es
escabroso, y sí, es cierto que muchas veces tener amigos trae más peso que
libertad, sin embargo, si encuentro el camino correcto, el viento adecuado.
Podre izar las velas, recorrer los mares de esta tierra, desembarcar en todas las islas que
pueda, conquistar las cimas que me proponga.
No
tengo, nada y tampoco lo he tenido, porque todo lo que obtuve fue vanidad y al
igual que el humo se esfumo, cundo escape una mañana del trabajo con una
bicicleta una mochila llena de sueños y un equipaje lleno de aprendizaje y quizá por eso siempre he soñado con tocar el
cielo y luego descender de nuevo a la tierra, porque sé que el cielo es bello,
pero allí se acaba la conciencia y yo amo mi libre albedrío, mi libertad, la libertad
de elegir mi camino, que aunque solo hallan dos finales, podre labrar el intermedio,
divertirme mientras descubro que hay allá afuera, que hay detrás de esos
horizontes que son diferentes cada mañana.
Y
hoy pido fuerzas al creador y al universo, porque en medio de todo sé que solo
soy un humano cualquiera, al que se le acaban las fuerzas, el que puede morir
con un simple disparo, un humano al que se le acaban los pasos y encuentra vacíos,
que muchas veces no puede cruzar. Y si puedo tener el apoyo divino, prefiero contar
con él.
Y
todo el mundo me ha dicho que acepte mi realidad, pero yo siempre he creído que
la realidad es solo aquello que lleves en tu corazón, y estés dispuesto a
convertirlo en materia, pues el resto, es solo parte del camino.
Así
que: sí, acepto mi realidad, pero me niego a dejar de creer en mí, y si quieren llamarme tonto e iluso, adelante díganlo, que ya lo he oído muchas veces y
siempre termina de la misma forma, jamás creí que lo lograrías.
Y yo siempre he respondido de la misma manera, pues henos aquí, estoy haciendo lo que nadie se ha atrevido jamás, lo que nadie pensó vivir y a pesar que deje de creer y abandone todo sueño material, creo que solo parte de mi se arrepiente de luchar, porque la otra parte mas grande se siente muy feliz de haberlo logrado de haber recorrido el mundo dos veces ya con tan solo una bicicleta en las manos.
Y mi bicicleta, mi espíritu aventurero y yo hemos
recorrido dos veces el mundo, si dos veces, y ahora me iré de nuevo a la aventura con este, corazón
lleno de ilusiones, una mochila llena de sueños y mis ganas de explorar el
mundo, así que no me esperen despiertos porque no sé si regresare o en el
viaje, tocare las puertas del cielo y me quedare allí para no viajar mas. Solo quiero pedirles que lean esto a sus hijos para que ello puedan ser libres, y no se queden atrapados como yo en una vida que le daba asco, hasta que aprendió a ser libre.
con amor: Daniel.
Estas
fueron las últimas palabras de mi tío Daniel al salir por tercera vez a
recorrer el mundo en su bicicleta, hoy me entere después de renuncia al trabajo
al igual que él, al salir de casa con una mano al frente y otra atrás, al igual
que él, con muchos sueños en una mochila al igual que él, sin embargo, él se
fue con una bicicleta y nada más y yo me iré con una combi a ver que me depara
el mundo.
Así
que mamá, papá les diré lo mismo que dijo el antes de marcharse: no me esperen
despiertos. Que yo también me iré a explorar
el mundo con una mochila llena de sueños, porque no necesito más que eso para
poder ser feliz.

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